Por Jeremy Anagnos, gestor de cartera de la estrategia Global Sustainable Listed Real Assets de Nordea

Nuestra sociedad se enfrenta a una serie de desafíos que no pueden ser ignorados. En la parte económica, nos encontramos con una inflación altísima que se aceleró por la invasión rusa de Ucrania amenazando a los consumidores y a la industria. En el hemisferio norte, el invierno está a la vuelta de la esquina, y la incertidumbre de cómo se calentarán los hogares sigue estando sin resolver. Además, somos testigos del impacto medioambiental que sufrimos casi a diario como las altas temperaturas a estas alturas de año, las sequías que provocan, o los incendios forestales que enfrentamos cada verano. Fenómenos que nos recuerdan continuamente el impacto del calentamiento global y el cambio climático con mayor frecuencia y severidad. A medida que nuestro mundo cambia, no nos queda otra que adaptarnos. En primer lugar, podríamos empezar por reducir la dependencia de los combustibles fósiles y disminuir el uso de la energía que causan gases contaminantes dañando la atmósfera. Por ello, con más generación de energía renovable y alternativa podríamos lograr mejorar la eficiencia energética sustancialmente en los próximos años. Identificar los líderes sostenibles dentro del espacio de los activos tangibles será clave para lograr cambios tanto a corto como a largo plazo. Las empresas de activos tangibles están a la vanguardia de la iniciativa Cero Emisiones Netas, invirtiendo en actividades como la instalación de parques solares, la mejora de las líneas de transmisión para la carga de coches eléctricos o la mejora de la eficiencia energética de los edificios. Un ejemplo serían los sistemas de construcción inteligentes, los cuales pueden reducir el consumo de energía y aumentar el ahorro. Con ello se reduce el impacto medioambiental y los costes. En cuanto a la vivienda sostenible, las técnicas y materiales de construcción ecológicos, así como los electrodomésticos innovadores, pueden reducir el consumo de energía en una media del 33%. Aunque la industria de infraestructura e inmobiliaria son responsables de la mitad de todas las emisiones contaminantes hoy en día, estos sectores también representan casi tres cuartas partes del gasto de capital actual en iniciativas globales para bajar las emisiones de dióxido de carbono. Si bien todos comprendemos la importancia de la transición verde para el futuro del planeta, la sostenibilidad ya no es el único motor del cambio, ya que la actual crisis energética demuestra la clara lógica económica para repensar el status quo. La innovación tecnológica continua forma parte de la evolución que a su vez aborda el plano económico.

Una oportunidad de inversión billonaria

Los inversores prestan cada vez más atención a los activos reales dado el actual clima económico. Las entidades que se dedican a dar sustentos a necesidades básicas –como vivienda, energía, transporte y comunicaciones–, son con frecuencia empresas con gran poder de mercado que cuentan con rendimientos contractuales o regulados, proporcionando una sólida base de estabilidad durante período de estrés económico. Además, la gran mayoría de los activos tangibles tienen la capacidad de transferir aumentos de precios, razón por la cual el espacio de los activos tangibles ha superado históricamente a las acciones mundiales durante períodos de inflación por encima de la media. La oportunidad de inversión para garantizar que los activos inmobiliarios e infraestructuras existentes satisfagan las necesidades de una sociedad cambiante tendrá se estima en 130 billones de dólares a distribuir en las próximas tres décadas. Desde aquí ya estamos presenciando una serie de oportunidades corporativas convincentes, vinculadas a los temas de la administración ambiental y social, y la evolución tecnológica. LINK, un propietario de propiedades diversificadas con sede en Hong Kong, se ha comprometido a alcanzar las cero emisiones netas para 2035, estableciendo un objetivo provisional para 2025. Siguiendo los estándares SBTi, la compañía busca un 100% de construcción verde en su cartera para 2025/2026 y ya ha reducido su intensidad de emisión de carbono en un 15% con respecto a 2021/2022. Otro ejemplo es National Grid, propietaria de redes eléctricas críticas en el Reino Unido, y una empresa a la vanguardia en la gestión medioambiental. Entre 2022 y 2026, National Grid realizará un gasto de capital de entre 30 y 35 mil millones de libras para garantizar que el Reino Unido pueda cumplir sus objetivos de cero emisiones netas.* En cuanto a los líderes en la transformación tecnológica, el grupo portugués de servicios eléctricos EDP se erige como un líder en la innovación para la descarbonización. Se trata de uno de los mayores desarrolladores de energía renovable del mundo, que al general 24,7GW serviría para abastecer a nueve millones de clientes. EDP tiene actualmente un objetivo de capacidad de hidrógeno de 1,75GW para 2030, mientras que mantiene su objetivo de abandonar toda la producción proveniente del carbón para 2025 y operar con un 100% de capacidad renovable para finales de la década. Por último, dentro de la gestión social, se encuentran empresas como Ventas. Se trata de un REIT diversificado de atención sanitaria con 1.200 propiedades en Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido para ofrecer servicios a la población general. Ventas es beneficiaria de tendencias demográficas como la vivienda senior y la creciente demanda de consultorios médicos, de nutrición y bienestar. Si bien la población de personas mayores de Estados Unidos está experimentando un crecimiento significativo, la oferta de viviendas para este conjunto de la población está cayendo un 66% desde 2017*