Por Eric Pedersen, director de inversiones responsables de Nordea Asset Management

Nuestro mundo está cambiando, y la economía global está en un punto de inflexión. Las crecientes tensiones geopolíticas, encabezadas por la guerra en Ucrania, han llevado los precios de la energía a niveles sin precedentes, lo que está alimentando una conmoción inflacionaria que amenaza tanto a los consumidores como a la industria. El impacto de la guerra sobre los elevados precios de los alimentos también se está viendo agravada por los cambios en los patrones climáticos, a medida que la crisis climática continúa extendiéndose a nuestras vidas cotidianas.

Se hace evidente que debemos enfrentar los desafíos a nuestro modo de vida actual, adoptando nuevos enfoques para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y disminuir el uso de energía. Además de acelerar el cambio hacia la generación de energía renovable y alternativa, el mundo necesita ser más eficiente en términos energéticos.

Vemos grandes oportunidades de cambio sostenible dentro de los procesos industriales, los sistemas de transporte y la construcción inteligente. Por ejemplo, los sistemas de construcción inteligentes pueden reducir el consumo de energía y aumentar el ahorro de energía, lo que reduce el impacto medioambiental y los costes. Dentro de la vivienda sostenible, las técnicas y materiales de construcción ecológicos, así como los electrodomésticos innovadores, pueden reducir el consumo de energía en un promedio del 33%.1

Si bien todos comprendemos la importancia de la transición verde para el futuro del planeta, la sostenibilidad ya no es el único motor del cambio, ya que la actual crisis energética demuestra la clara lógica económica para repensar el status quo. En este respecto, la innovación tecnológica continua que puede apoyar la evolución que necesitamos necesita está dentro del plano financiero.

Impactos ambientales y sociales

La identificación de líderes sostenibles dentro del espacio de los activos tangibles será imprescindible para lograr cambios tanto a corto como a largo plazo. Aunque la industria de infraestructura e inmobiliaria son responsables de la mitad de todas las emisiones de carbono hoy en día, estos sectores también representan casi tres cuartas partes del gasto de capital actual en iniciativas globales de bajas emisiones de carbono. Las empresas de activos tangibles están a la vanguardia de la iniciativa cero neto, invirtiendo en actividades verdes como la instalación de parques solares, la mejora de las líneas de transmisión para la carga de coches eléctricos y la mejora de la eficiencia energética de los edificios.

Si bien se ha prestado especial atención a los efectos ambientales, no deberíamos pasar por alto el enorme impacto social del aumento del gasto en activos tangibles sostenibles. Es evidente que los desarrollos en infraestructura y vivienda no han seguido el ritmo de los recientes cambios demográficos y sociales en muchas partes del mundo, y se necesitan inversiones importantes para asegurar que estos activos estén a prueba del mañana.

Las características de los activos tangibles también resultan atractivas para los inversores en el entorno económico actual. Las entidades que se dedican a dar sustentos a necesidades básicas –como vivienda, energía, transporte y comunicaciones–, son con frecuencia empresas con gran poder de mercado que cuentan con rendimientos contractuales o regulados, proporcionando una sólida base de estabilidad durante período de estrés económico.

Además, la gran mayoría de los activos tangibles tienen la capacidad de transferir aumentos de precios, razón por la cual el espacio de los activos tangibles ha superado históricamente a las acciones mundiales durante períodos de inflación por encima de la media.

Empresas a la vanguardia del cambio

La oportunidad de inversión para garantizar que los activos inmobiliarios e infraestructuras existentes satisfagan las necesidades de una sociedad cambiante tendrá se estima en 130 billones de dólares2 durante las próximas tres décadas. Desde aquí ya estamos presenciando una serie de oportunidades corporativas convincentes, vinculadas a los temas de la administración ambiental y social, y la evolución tecnológica.

LINK, un propietario de propiedades diversificadas con sede en Hong Kong, se ha comprometido a alcanzar el cero neto para 2035, con un objetivo provisional para 2025. De acuerdo con su compromiso con el estándar SBTI, la compañía busca un 100% de construcción verde en su cartera para 2025/2026 y ya ha reducido su intensidad de emisión de carbono en un 15% con respecto a 2021/2022*

Otro ejemplo es National Grid, propietaria de redes de transmisión eléctrica críticas en el Reino Unido, y una empresa a la vanguardia en la gestión medioambiental. Entre 2022 y 2026, National Grid realizará un gasto de capital de entre 30 y 35 mil millones de libras esterlinas para garantizar que el Reino Unido pueda cumplir sus objetivos netos de cero.*

En cuanto a los líderes en la transformación tecnológica, el grupo portugués de servicios eléctricos EDP se erige como una luz brillante para la innovación en descarbonización. Se trata de uno de los mayores desarrolladores de energía renovable del mundo, que al general 24,7GW serviría para abastecer a nueve millones de clientes. EDP tiene actualmente un objetivo de capacidad de hidrógeno de 1,75GW para 2030, mientras que mantiene su objetivo de abandonar toda la producción de carbón para 2025 y operar con un 100% de renovables para finales de la década.* Y dentro de la gestión social, empresas como Ventas – el REIT diversificado de la atención sanitaria con 1.200 propiedades en Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido – están bien posicionadas. Ventas es beneficiaria de tendencias demográficas como la vivienda senior y la demanda acelerada de consultorios médicos y ciencias biológicas. Si bien la población de personas mayores de Estados Unidos está experimentando un crecimiento significativo, la oferta de viviendas para personas de edad avanzada en el país ha caído un 66% desde 2017*